Año: 1970
Director:Bernardo Bertolucci
Llevaba una racha de críticas más o menos al uso, que esta peli viene a quebrar. De hecho, no pensaba reseñarla pero le debo reconocer que ha trabajado en mi cabeza con paso lento pero encomiable, y que al final, me ha exigido que la escriba.
Se trata de una película dolorosamente profunda, enmarcada en la Italia fascista, y que ahonda en la psicología de Marcello Clerici hasta mostrarnos los recovecos más lúgubres. Y son los recovecos más lúgubres porque podrían ser también los nuestros, y serlos precisamente hoy en día. El título es la clave para entender lo anterior, y no diré nada más sobre el argumento.
Sí diré en cambio que Bertolucci ejemplifica a la perfección dos de mis miedos y preocupaciones. El primero tiene que ver con la capacidad que tenemos para desperdiciar nuestro talento, para echarnos a perder por no querer afrontar las consecuencias y el esfuerzo que se exige. El segundo, es el resultado que deviene tras la rendición: una sociedad conformista basada en sujetos conformistas que se adaptan al poder y a los arribistas, que son unos canallas, pero unos canallas que se atreven, y que no se conforman.
¿Se puede acaso hacer una película más actual? Y aún me hago otra pregunta, ¿cuántos pasos separan al conformista del canalla?