Richard Dawkins escribe en Destejiendo el arco iris una manera peculiar de ser optimista que merece la pena ser leída. No es una mala forma de despedir el 2013, no es un mal modo de saludar al 2014:
«Vamos a morir, y eso nos hace afortunados. La mayoría de la gente no va a morir nunca porque nunca va a nacer. La gente que podría haber estado en mi lugar pero nunca verá la luz del día supera los granos de arena del Sahara. Sin duda, esos fantasmas que no nacieron incluyen mejores poetas que Keats y científicos superiores a Newton. Lo sabemos porque el conjunto de gente posible que permite nuestro ADN supera enormemente el conjunto de gente real. Frente a esas probabilidades asombrosas, tú y yo, tan corrientes, estamos aquí».