Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)

Año: 2014

Director: Alejandro González Iñárritu

 

Me senté en la butaca con ganas de mear y con la expectativa de ver una película interesante que, probablemente me gustaría, pero sin encandilarme por lo poquito que de ella había oído (apenas un tráiler sin sonido y dos críticas más bien tibias). Me levanté a punto del orgasmo con la certeza de haber vivido una de las experiencias artísticas más intensas de mi vida.

¡Joder, Birdman está hecha para mí, supongo que para otros también y de ahí su éxito, pero especialmente para mí!

“Una cosa es una cosa y no lo que se dice de esa cosa”, está bien, pero no esperes que si en la primera escena aparece el protagonista levitando, y con la reflexión sobre “la cosa” que aquí recojo, no vaya yo a hablar sobre esa cosa. ¡Y qué cosa, por Dios!

Y es que esta cosa de A. G. Iñárritu tiene todo lo que a mí me gusta, y hasta cosas que ni siquiera sabía que me gustasen.

Empecemos con que se representa, o más bien se quiere representar, una obra de Carver, cuando pocas horas atrás he terminado La Catedral y aún estoy impactado por la capacidad de este escritor para hacer trascender a personajes de segunda y hasta de tercera, con un lenguaje sencillo, directo, sin alardes. ¿Su secreto? La genialidad tiene muchos caminos. Pero no escapemos de la película.

O sí, porque eso es en buena medida Birdman, una película que se desborda. Lo hace hacia la literatura, hacia el teatro, hacia la psicología, hacia la fama, hacia el fracaso, hacia el humor… hacia las partes de la vida que en definitiva más me interesan. ¿Y cómo logra arrebatarme de esta manera? Recurramos a algunos ejemplos; por un guión perfecto, una música que invade mis sentidos, los movimientos de cámara que hacen que los personajes nos respiren encima, las interpretaciones brutales, los guiños a la ruptura entre realidad y ficción (que Michael Keaton podía haber sido el nombre de Riggan Thompson da buena idea del asunto), el humor que se escapa detrás de cada tragedia personal y de muchas escenas, o el realismo mágico/metáfora del ego que se encarna en la voz del pájaro, y finalmente en el pájaro mismo.

Soy consciente de que soy un cabronazo, y pido disculpas por ello. Resulta que si alguien lee esta crítica antes de ver la peli, difícilmente podrá quedar tan impactado como quedé yo, pues la expectativa que aquí levanto es tan alta, que su experiencia muy probablemente no podrá quedar a la altura. Pero qué le voy a hacer, una cosa será una cosa al margen de lo que se diga de ella, pero hay cosas de las que se debe hablar para llegar a la cosa misma. Lo siento, y no.

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