He escrito otro libro, y hay días que me siento culpable

Escribir es un arte tan difícil como cualquier otro, pero vender y promocionarse lo es mucho más, o al menos lo es para mí.

Hace cosa de un par de meses terminé mi sexta novela, ahora intento colocar la quinta, mientras empiezo a dar la cuarta por imposible (las tres primeras ya están sueltas por el mundo). Y qué distinta es la sensación a cuando publiqué mi primera, Hermanos y reyes. El día de su presentación, allá por un lejano 2013, lo cuento entre los más felices de mi vida.

No es que por entonces hubiera conseguido publicar con un gran sello, pero sí tenía editor, cantidades ingentes de ilusión y, sobre todo, mi inocencia a salvo. Sin duda alguna debía pensar que era un primer paso hacia el estrellato (o tal vez no, nunca he sido demasiado triunfalista) de otros muchos que ya no tendrían freno.

El caso es que hoy, ocho años más tarde, la cosa es bien distinta. Cuando por fin tengo Mi hermana y yo, o un talento especial para el fracaso entre mis manos, tengo claro que no haré presentación alguna, ni por todo lo alto ni por todo lo bajo. Y ni siquiera tengo especiales ganas de anunciar a los cuatro vientos que he publicado otra novela. Tan solo querría tiempo para ilusionarme en otras tramas, otros personajes, otras obsesiones. Y sin embargo.

Y sin embargo, aquí estoy. Porque bien sé que es hora de mover y publicitar y dar la brasa con mi nueva obra, pues al fin y al cabo forma parte de lo ineludible. Y sobre todo, porque creo que he escrito una buena historia, que además, me ha costado mucho esfuerzo y merece al menos la oportunidad de sus lectores.

Así que aquí estoy, tecleando estas líneas, en la contradicción de pediros a los de siempre y a los que se quieran sumar, que gasten su tiempo y su dinero en Mi hermana y yo, o un talento especial para el fracaso, mientras me atenaza la sensación de que podríais hacer algo mejor con vuestras horas y vuestra economía.

Aunque si me da por pensarlo un poco mejor, me terminan de convencer las ganas para subrayar que ya sois mayorcitos para saber lo que queréis hacer, que mi novela es un artefacto literario bastante digno, y que leer e invertir en un libro solo hace daño a los malos. Así que adelante, leedme, leedme, benditos.


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