29.07.10
Joder, joder y joder, ya pasó prácticamente le mes. La primera semana se hizo larga pero el resto fue rodada, y ahora apenas si queda alguna despedida. De aquí a nada el avión nos reclama, en menos de una semana estoy currando, quizá con casa nueva, y seguro que dándole vueltas a mil cosas y un proyecto. El tiempo ni corre ni vuela, se las pela.
Hoy tocó la semidespedida del Centro de Día, con el baile de “la vaca mu”, sin agua porque estuvo cortada por horas,, con sorbete y bombón (sentí que no era mucho por nuestra parte pero al final parece que tampoco fue poco), y con unas cuantas fotos. Más tarde una semidespedida con Coralia (quizá la veamos antes de marchar, quizá no), y una despedida completa de la hermana Marisa, esa gran monja, mejor, una gran mujer, una muy buena persona.
Espero que el “quizá” salga “sí” y antes de partir volvamos a ver a Coralia, el corazón y la cabeza de este bonito proyecto que parece languidecer poco a poco (tema fondos, tema maras, tema edad), pero que mientras perdure seguro que seguirá forjando sonrisas en los niños más necesitados: aquellos a quienes les robaron la infancia, la inocencia.
Al fin llegó la sorpresa para las niñas de la Casa Albergue; cine más cena en un burger (cadena por nombre Biggest). La película fue uno de los ratos más divertidos que pasé en El Salvador; las niñas disfrutando del cine como locas, muchas de las cuales no habían ido nunca o casi nunca, al mismo tiempo que echaban un Schrek 4 que para ser latino era profundamente divertida. Más tarde la cena, otro gran rato. Con tan poco se puede hacer tanto que no sé cómo no se le cae la cara de vergüenza a los que más tienen por hacer tan poco, o más bien, por impedir que se haga más, mientras ellos además hacen lo peor. Ellos y sin rodeos son el mal; la avaricia, el poder, la corrupción, son su sangre, y su sangre envenena cada rincón de este mundo.
Por fin regresamos a la Casa Albergue, y venga a bailar, y venga a sacar fotos, y al fin, todos a la cama. La despedida última queda para mañana. No lloraré, estoy curtido en despedidas y las lágrimas, ya lo saben, caen más por estupideces que por emociones.
El sábado casi ni tocaré este país ya que a las 7:00 las alas parten rumbo a Miami, y mañana viernes toca recogida, despedidas definitivas y medios tiempos, por lo que hoy fue el adiós a la rutina. Apenas sacudida una rutina, no tardará en empezar otra. De rutina en rutina, y mientras vuelvo a tirar, a disfrutar y a vivir lo más y mejor posible, donde la clave ha de ser lo que entiendo por “más” y por “mejor”. Y cabe decir sin riesgo a equivocarme, que a pesar del dineral que palmé en este viaje, los conceptos los apliqué bien, y cuando quiera reír, sólo tendré que pensar en Areli, en Wendy, en Trinidad, en Rocío, en Verónica, en Katerin, en Maricela, en Conchita y en Ana Gloria, y cómo no, en Toñita. Y faltaría más, en mis chicos y chicas del Centro de Día. Y esa sonrisa me llevará a “más” y a “mejor”.