31.07.10

31.07.10

A ver cómo hacemos esto, pues hace dos horas me comía las baldosas por escribir, y ahora que comí y reposé, debo recurrir a la disciplina para hacerlo.

Ya me voy acordando; necesitaba escribir para no gritar: ¡Estoy encerrado en Miami! La idea era ir a la playa, pero el temor (el temor ha sido una constante y ha quitado parte de sus sabor –miedo a las maras, miedo a los autobuses, miedo a cualquier imprevisto en el aeropuerto) ha hecho que haya Miami sin Beach.

Y ahora tan sólo quedan dos horas para afrontar el último tramo del viaje, eso sí, el más largo y pesado: de Miami a Madrid.

Hace unas horas la Casa Albergue, y ahora aquí en uno de los lugares más fresas del planeta. ¿Qué tiene sentido? La velocidad para desplazarnos, para cambiar de contexto, de realidad, terminó por volvernos locos.

Ahora mis ojos ven rubias y latinas y morenas y negras y muchas, muchas, apetitosas. Mi libido está de vuelta. Sólo hizo falta pulcritud. Lo experimenté constantemente en El Salvador, puedo vencer la suciedad, la escasez, el permanente abrazo sudado, la cutrez, los hechos tristes de un país arruinado, pero no puedo vencer y conservar mi apetito sexual al mismo tiempo. No hice tal pacto con Nadie, aunque quizá lo hubiera firmado. Pero mi apetito vuelve, y con él su fuerza descontrolada.

He ahí otra de mis conclusiones de este viaje: mi salud es una de mis joyas, quizá la más brillante. En un mes he tomado prestado una gripe que incubé masoquistamente, pero nada más. Y me libré de los hongos, de las diarreas, de los mareos, del estreñimiento, de excesivas picaduras, y de qué se yo. Una vez más, me siento orgulloso de mi salud, y aún más de mi estómago, me gusta probarle como si en el experimento me fuera la vida, y respondió siempre a la perfección. Es verdad por otra parte que fui prudente, pero mis compañeras fueron por momentos obsesivas, y no se salvaron tan bien.

Ahorraré mi opinión… mi descanso en ese sentido es tan cercano, y es tan merecido.

Es una idiotez pero me cruzó la mente, la atrapé, y ahora la escupo: ¡Qué pena que en el Mayflower no fueran unos cuantos españoles! Todo el Norte de América hispano hubiera facilitado las cosas. Pero bueno, como no fue así y como las ucronías sólo se tejen en la cabeza y si acaso, debo conformarme con constantes “Mayflowers” latinos desembarcando diariamente en el imperio yanki, de modo que por ejemplo en Miami esa marea ya haya anegado cada rincón del lugar.

En cualquier caso y como en todo viaje que se me precie, el inglés se me marca como roto. Cierto es que los idiomas no son lo mío, pero joder, no soy tan idiota y si le dedicara la mitad de tiempo que al alemán, creo sinceramente que alcanzaría mejores resultados.

Una de las ventajas de caminar solo (iba a escribir, de “deslastrarme”, pero no me atreví) ha sido que claramente he ganado en disciplina (también puedo decir “madurez”). Y tal disciplina me va a llevar a poder manejarme de una puta vez por todas con el puto inglés (o al menos eso deseo fervientemente).

Haré rápidamente una lista de proyectos para cuando llegue…

Para terminar este “Cuaderno de Viaje” (si es que no vuelvo a ti), quiero decir que te he disfrutado, que volveré a ti para sacarte partido en forma de artículo, entradas del blog, notas, relatos, y lo que se me ocurra. Y finalmente, que le doy vueltas y con fuerza a dos próximos proyectos: un curso de inglés en Nueva York, y la vieja idea de cruzar el Atlántico en barco.

Cada vez siento más la sensación de que escribir es lo que mejor se me da, esto no quiere decir que se me dé bien, pero sí mucho mejor que otras cosas. Empiezo a pensar que aunque me muera de hambre, que aunque no creo en el destino, he nacido para escribir, y quizá mejor, que me estoy haciendo a mí mismo como escritor.

Un libro, quiero decir, una novela o un relato o cualquier obra de ficción, debe acabar en el momento justo, ni antes ni después. Pero un “Cuaderno de Viaje” no tiene tal exigencia, quise acabar con una floritura, pero no fue posible callar ahí, me dejaba algunas cosas en el tintero y otras nuevas surgieron.

Se me olvidaba comentar que la mejor campaña publicitaria a favor de España ha sido el Mundial de Sudáfrica. Allá donde pisamos, y más que vestimos las camisetas, hay algún “¡Viva España!” o “¡Campeones!” o “¡Qué bien jugaron!”, o lo que surja.

Se me olvidaba también decir que USA gasta los mismos enchufes que El Salvador… ¿Si basta 120v por qué nosotros tiramos de 220?

De nuevo no lo pude resistir: una librería, libros en español, una colección de relatos elegidos por Borges como los más grandes de la historia, y cómo iba a decir “no”. Resultado, un “sí”, doce dólares menos y un libro más.

Tras leer el primer relato del libro que compré, escrito por May Sinclair y seleccionado por Borges como el relato que más impacto le había causado, veo que el paralelismo con “A puerta cerrada” de Sartre, es evidente. O más bien al revés pues el texto que hoy leí es anterior al “infierno son los otros” sartreano. Pero no vengo por eso sino por la idea que descolla de escribir un artículo donde hable de que estamos condenados a nuestros políticos y que son nuestra pesadilla. Porque podemos cerrar los ojos en los kioskos, taparnos las orejas al ver la tele, pero ahí seguirán, y lo harán porque nos los merecemos, y si los merecemos es porque hemos abandonado los asuntos políticos dejándolos en manos…

Ahora es cuando a este “Cuaderno de viaje” [o más bien, a estos “Apuntes selectos], le toca morir.

30.07.10

30.07.10

Y venga despedidas, y venga abrazos, y venga recuerditos, y algunos lloros, y algunas mentirijillas sobre las cartas que no escribiré, y algún que otro apretón de manos, y muchos besos, y muchos “cuidaos” y “estudiad”, y por fin, todos los adioses debidos.

Si lo bueno de viajar son las despedidas previas en forma de fiesta, las despedidas del viaje no son tan buenas a pesar de la fiesta. Son el cierre de un ciclo.

Ya apunté que en este ciclo he cosechado unas inusitadas ganas de tener al menos un hijo si “la suerte me acompaña”, y del mismo modo, repetí una y otra vez, la certeza de la fuerza de los niños. Por otra parte, no sé si me implicaré y me complicaré más de lo que antes hacía, pero probablemente no, pues al fin y al cabo, desde el 2 al 30 (me queda aún un día), no me he visto cambiar considerablemente. Pero es que funciono así, ¿y qué esperaba acaso? Es muy difícil realizar un viaje en el que me “encuentre”, pues ya estoy muy bien situado, y moverme de ese punto ni es fácil ni probablemente beneficioso. No me han picado las maras, ni tampoco Dios, ni las ganas de quedarme a vivir en estas condiciones precarias: mi piel queda intacta, encariñada si acaso, más llena, cómo no, pero del mismo grosor.

Y otra vez más, ¿acaso podía ser de otra manera? No hace falta viajar al infierno de los hombres para saber que éste existe. Y yo lo sé de sobra, mucha historia, mucha filosofía, mucha literatura, y la suficiente vida y las suficientes ganas de conocer al ser humano como para empezar a rasgarme las vestiduras, cortarme las venas, hacerme el harakiri, o colgarme del revés, por unas cuantas o muchas constataciones in-situ de lo que es el mal.

Moverme hacia delante sin perder el eje central, eso quería y eso he conseguido. Bien por mí y hasta el fragor del viaje, si acaso te saco, Cuaderno.

29.07.10

29.07.10

Joder, joder y joder, ya pasó prácticamente le mes. La primera semana se hizo larga pero el resto fue rodada, y ahora apenas si queda alguna despedida. De aquí a nada el avión nos reclama, en menos de una semana estoy currando, quizá con casa nueva, y seguro que dándole vueltas a mil cosas y un proyecto. El tiempo ni corre ni vuela, se las pela.

Hoy tocó la semidespedida del Centro de Día, con el baile de “la vaca mu”, sin agua porque estuvo cortada por horas,, con sorbete y bombón (sentí que no era mucho por nuestra parte pero al final parece que tampoco fue poco), y con unas cuantas fotos. Más tarde una semidespedida con Coralia (quizá la veamos antes de marchar, quizá no), y una despedida completa de la hermana Marisa, esa gran monja, mejor, una gran mujer, una muy buena persona.

Espero que el “quizá” salga “sí” y antes de partir volvamos a ver a Coralia, el corazón y la cabeza de este bonito proyecto que parece languidecer poco a poco (tema fondos, tema maras, tema edad), pero que mientras perdure seguro que seguirá forjando sonrisas en los niños más necesitados: aquellos a quienes les robaron la infancia, la inocencia.

Al fin llegó la sorpresa para las niñas de la Casa Albergue; cine más cena en un burger (cadena por nombre Biggest). La película fue uno de los ratos más divertidos que pasé en El Salvador; las niñas disfrutando del cine como locas, muchas de las cuales no habían ido nunca o casi nunca, al mismo tiempo que echaban un Schrek 4 que para ser latino era profundamente divertida. Más tarde la cena, otro gran rato. Con tan poco se puede hacer tanto que no sé cómo no se le cae la cara de vergüenza a los que más tienen por hacer tan poco, o más bien, por impedir que se haga más, mientras ellos además hacen lo peor. Ellos y sin rodeos son el mal; la avaricia, el poder, la corrupción, son su sangre, y su sangre envenena cada rincón de este mundo.

Por fin regresamos a la Casa Albergue, y venga a bailar, y venga a sacar fotos, y al fin, todos a la cama. La despedida última queda para mañana. No lloraré, estoy curtido en despedidas y las lágrimas, ya lo saben, caen más por estupideces que por emociones.

El sábado casi ni tocaré este país ya que a las 7:00 las alas parten rumbo a Miami, y mañana viernes toca recogida, despedidas definitivas y medios tiempos, por lo que hoy fue el adiós a la rutina. Apenas sacudida una rutina, no tardará en empezar otra. De rutina en rutina, y mientras vuelvo a tirar, a disfrutar y a vivir lo más y mejor posible, donde la clave ha de ser lo que entiendo por “más” y por “mejor”. Y cabe decir sin riesgo a equivocarme, que a pesar del dineral que palmé en este viaje, los conceptos los apliqué bien, y cuando quiera reír, sólo tendré que pensar en Areli, en Wendy, en Trinidad, en Rocío, en Verónica, en Katerin, en Maricela, en Conchita y en Ana Gloria, y cómo no, en Toñita. Y faltaría más, en mis chicos y chicas del Centro de Día. Y esa sonrisa me llevará a “más” y a “mejor”.

28.07.10

28.07.10

Como la luz se hizo, en ocasiones se esfuma. Y esa es la razón de que ayer “decidiera” no escribir, la luz dijo basta a las 20:00, y mientras en otros lugares se le responde con un bofetón de plomos hacia arriba, aquí se agacha la cabeza y se dirige uno a la cama acompañado de velas si hay suerte.

En unas horas llegará la reunión, esperemos que no se nos vaya de las manos y que no nos dediquemos a juzgarnos en demasía. Y en unas pocas más, las fiestas, el cine, las despedidas. El avión aguarda tras un mes, y la búsqueda de casa, y la vuelta al curro.

Así las cosas empiezo a preguntarme si la experiencia me ha cambiado, esas cosas que uno hace al expirar un proyecto de este estilo. Pues bien, iba a responder que no, que sigo siendo el mismo, más curtido en dolor ajeno pero sin haberme modificado a mí mismo un ápice. Sin embargo, dando vueltas sobre la incómoda litera en la noche de ayer, concluí algo que si revienta mis parámetros: quiero tener hijos.

La cosa no es tan espectacular, pues siempre he dudado al respecto, pero creo que de aquí me llevo un paso al frente a favor del “sí”. No hay una fuerza mayor en la naturaleza que la de un niño, capaz de tragar y digerir el infierno, para devolverlo en forma de sonrisa. Si eso puede hacerlo con el Dolor Personificado, qué no podrá hacer con una bonita y saludable infancia. Y por qué no decirlo, me apetece formar parte de tal aventura.

El otro punto a destacar es la relación sumamente compleja de Dios con Latinoamérica, y de la corrupción con sus dirigentes. Ambas las conocía, pero al vivirlas en primera plana, se comprende su abismo casi insondable.

La segunda la escuché más que la vi, pero con la primera, pude observar la otra cara de la moneda con respecto a la tradicional Iglesia europea, es decir, el lado bueno, un Dios que en ocasiones sirve para salvar personas al menos aquí en la Tierra. Si las opciones son las maras o Dios, el trauma eterno y vicioso, o la fe, bienvenidas sean las Iglesias y sus seguidores, por mucho que mi piel no sienta las punzadas de Cristo.

También he de decirlo, como conocí a buena gente, profesan “cultos decentes” (qué fue primero, ¿el huevo o la gallina?), pero bien harto salgo de escuchar sobre cultos radicales, oscuros, intransigentes y estúpidos, que dan un calor que abrasan.

En fin, que de todo hay, y más en Latinoamérica (y más aún en concreto en la realidad salvadoreña que es la que he conocido), en la viña del Señor.

El susto del curro llegó vía email explosivo. Está claro que me tenían que dar las vacaciones, y desde luego lo han conseguido. Al parecer yo me daba de baja voluntario por no querer el turno de tarde. Tras llamar a la directora, todo parece solucionado. Eso sí, puedo ir despidiéndome de las noches y diciendo hola a las tardes.

26.07.10

26.07.10

Hoy es de los días en los que más tarde cogeré la litera, pero parece preciso que escriba un tanto.

Tocó la despedida de Roberto, el pastor, y su mujer, Yoli. Comimos bien, nos reímos, charlamos amigablemente (él es desde luego un tipo de admirar y ella un encanto), y al final, nos dedicaron una Biblia que dedicaron personalmente; siguen queriendo que acepte a Jesús pero yo sigo sin abrirle la puerta.

No se trata para mí de creer o no creer de acuerdo a como te vaya la vida, o por lo que la Iglesia haga de bueno o malo. Se trata de que yo no puedo creer porque la cabeza (quizá vanidad pero es lo que hay en mí), me dice que Dios es una construcción humana (puede que buena, puede que mala), pero el punto es el de la ficción, y aunque a mí me encantan, ni las adoro ni las rezo.

Como lunes que era, madrugar costó, más que nada eso sí, por lo poco que dormí. Las visitas fueron un poco fracaso; fui al mesón de Michelle y Carmen pero su madre no estaba, luego fuimos a dos mercados y hablamos con varias madres. Y escuchamos entre tanto la historia de un posible caso para la Fundación sobre una niña de 5 años que se quedó sin padre por asunto de maras, enésima historia al respecto.

Juegos y refuerzo, juegos y refuerzo.

A destacar por la noche que Roberto señaló que el 80% de los niñ@s de El Salvador sufren abusos (físicos, violaciones, verbales). Desde luego es para echarse a temblar.

Doy gracias a mis padres por haberme cuidado; su manera fue buena. Y doy gracias a lo que haya, Dios o Azar, por haberme salvado de una de las peores garras que existen; la del abuso infantil, que te desgarra cuando se es una criatura y de la que resulta muy difícil rehacerse. Gracias también a la fuerza de los niños por crujir en ocasiones esa garra y despedazarla, y en esta línea, gracias a todos los que ayudan a que los niños lo logren. Si en algo contribuí, contribuyo o contribuiré a eso mismo, gracias también a mí.

25.07.10

25.07.10

Voy a hacer un ejercicio de pedantería clásica:

Cronos me indica que en apenas 5 días el Apolo de aquí dejará paso al Fuego de allá. Láquesis (¿era ella la de la cuerdecita?) desmadejó sus hilos a voluntad, y su voluntad fue toda una experiencia (y lo que queda). Baco me espera, he comprobado que no en cualquier lugar, pero que en España no me fallará. Y Zeus ya puede ir sacando su sonajero de truenos para despedirnos, porque estas noches tormentosas, Diana no me las llevará con la misma pasión al otro lado del charco. Ahora me toca ser Hermes y relatar lo vivido hoy; vivir para contar, narrar para vivir.

Lo que sigue intentará ser un ejercicio de concreción:

“La Joya de Cerén” a los ojos de un profano no es tan joya. Las ruinas de San Andrés divirtieron por su verde y sus pelibueys. El Boquerón al fin me mostró la belleza en todo su esplendor de un volcán.

Me cito con los mayas, los pipiles, los nahuathl, y su cultura para futuros viajes por Mesoamérica. Me cito igualmente con los cráteres que se me vayan poniendo delante. Y aquí me cito con mi litera, no para dormir pues serán las 17:00, pero sí para rendir al descanso que merecido o no, a mí me viene por ser domingo y poder permitírmelo.

Dije las 17:00 y que no dormiría, y cuando desperté todavía no era esa hora. Vuelvo a las 21:00 ahora precisas, para decir que “Lo prohibido”, que me acompañó hasta hace unos instantes, ha concluido. Ha sido extraño traer al Madrid de Galdós hasta aquí, pero fue interesante, duro por momentos con tanto desamor y deshonor, y brillante siempre aunque el estilo y tanto naturalismo no me apasione.

Hoy cené “casamiento”, ¿adivinen? Frijoles con arroz. Esa comida que me iba a acompañar hasta el hartazgo y que sin embargo hoy tomé por primera vez. Y eso después de que comiera en el restaurante “El Volcán”, allá a las puertas el Boquerón. ¡Y qué comida!, alzándose con el primer puesto del ranking con un lomito en salsa de miel y tamarindo, acompañado de yuca.

24.07.10

24.07.10

Parece que este trío inusitado de convivencia llegará al final del trayecto sin rasgarse las vestiduras ni la piel. Los tres encontramos tensiones pero a estas alturas de gran hermano es lógico, y bueno es que sepamos llevarlas.

Y para llevarlas nada mejor que un sábado conociendo las joyas del país.

La primera que hemos conocido fueron Las ruinas de Tazumal, una construcción piramidal pipil o nahuathl, esto es, una rama de los mayas que se asentaron en El Salvador. No es tan espectacular como otras ruinas vistas en fotos y vídeos, pero dignas de ver en cualquier caso.

Luego tocó Santa Ana, con su catedral colonial y su teatro y su fiesta, pues coincidimos con su patrona, razón por la cual la gente se había lanzado a las calles. Como resultado de lo anterior, unas calles atestadas de gente y tres libros a la buchaca que no pude resistir… Pero lo mejor de Santa Ana fue la comida, Roberto, el pastor, nos había recomendado “El Patio”, un restaurante a las afueras, y nos ha servido para degustar una estupenda comida y para invitar a comer a don Ovidio, nuestro sempiterno y atentísimo taxista de estas aventuras. Por cierto, me zampé un churrasco riquísimo, previo consomé (por partida de doble) de res.

Tocaba ahora ver la panorámica del lago Coatepeque, según algunos uno de los 10 lagos más bonitos del mundo. No conozco muchos, pero éste era precioso. Tras verlo desde arriba tocaba ponernos a la par del volcán Izalco, con una vista al parecer impresionante. Pues bien, después de un buen tramo de subida, el coche-taxi dijo basta y el resto del día se nubló según lo previsto.

Sin embargo, en esos momentos en los que el coche decía quizá tiro, quizá os deje tirados (salió primero canto y luego cruz), yo me fundí por momentos en el bello paisaje de bosques, maizales y cafetales, con mi cámara en mano, respirando paz y buscando diversos bichos por los márgenes de una carretera brutal y hermosa.

Luego de la aventura del taxi estropeado y tras que nos recogiera Evelyn (la hija de Ovidio y segunda y última taxista nuestra) con su hija, y puesto que no pudimos seguir con el plan por estar este cerrado, fuimos a “La boca del Diablo”. Estuvo bonito, y nos acompañó una neblina que allí es clásica y que dio un toque interesante.

El caso es que mañana continuamos con la ruta que a medias quedó hoy, sin subir a Izalco eso sí, quizá lo que más me hubiera gustado (y sinceramente, no me veo volviendo otro año para zanjar esta deuda). Pero fue un buen día, y don Ovidio es un buen hombre aunque con una camioneta taxi regular, y qué coño, disfruté como un enano de ese paisaje que desborda e inunda de verde hasta la sangre, olvidando uno que es carne, para donarse con ternura a una naturaleza que como me descuide en exceso, un día me devorará.

23.07.10

23.07.10

Lo que peor empiezo a llevar es la sensación de cárcel que recorre el país. Al margen del taxi que nos lleva al turismo, de los 100 metros que van de la Casa Albergue al Centro de Día, y de los paseos hasta la Despensa Familiar e internet, hay poco más. Me apetece, y mucho, perderme por cualquier calle (y sé que tengo que esperar a España), soltarme la melena, deambular, y echar a correr con mis cascos y sin preocupaciones.

Para compensar escribiré un microrrelato:

Cuando el carcelero abrió la celda me desperecé, ambos sabíamos que había llegado el día y él no pudo sino poner un tono de letanía y pena a sus palabras, ¿cuál es tu última voluntad?

Ellos siempre me advirtieron que moriría diabético, indigestado, atragantado o vomitando. Ante la certeza de que se equivocaban, sonreí y dije, Trae por favor un kilo de azúcar y una cuchara, gracias.

Reconozco que tras el incidente que aún me deja vivir, siento una gran molestia ante la idea de que ellos todavía puedan llevar razón. Y quizá es verdad que les debo a ustedes una explicación. Pero también es cierto que eso puede esperar frente a la opción que se me presenta delante en forma de sabrosa azúcar. Así que habrán de esperar.

Definitivamente echaré de menos a estos mocosos, o hablando con propiedad, a estos cipotes y cipotas. Aunque también es cierto que me apetece y mucho volver a mis espacios y a mi libertad individual; el gran hermano empieza a pasarme factura y deslastrarme de ellas –y aún más ellas de mí- comienza a convertirse en prioridad.

Hoy con Carlitos improvisé unas tablas de multiplicar de lo más peculiares: incapaz de estarse quieto, salimos al patio y mientras dábamos vueltas en derredor, le preguntaba la del 3 y la del 4 y la del 5 y la del 6. El lunes toca al menos la del 7, y si método es el mismo, a él quizá le engañe pues le gustará y conseguiré que las diga, pero a mí, con toda seguridad, me encantará.

22.07.10

22.07.10

Supongo que siempre estaré presto a que las cicatrices vuelvan a sangrar…

Hoy pudo ser un día interesante. Veremos cuanto. Quiero decir, hoy hablé con un periodista español que desde allí llamó a la F. para informarse sobre nosotros y nuestras actividades; hablé y conté. Di también el email y si me escribiera… [puedo decir algo menos de un mes más tarde que no lo hizo].

Con los niños estuve poco y me dio rabia…

… descubrí que Coralia raya un progresismo fuera de lo común. No se escandaliza con el preservativo, y reconoce sin problemas que al margen de la fe se puede ser buena y buenísima persona, llegando a poner de ejemplo, si no recuerdo mal, al fundador del FPLN.

21.07.10

21.07.10

Diez días para el despegue, el tiempo inexorable marca su camino sin dilación posible.

Pensé que ya no vería casa más pobre que la “corral” o la del cementerio, o la de Evelyn, pero la “casa” de Vanesa las ganó a todas. El hecho de no haber entrado me dio un tono menor de impresión que ahora echo de menos, algo así como si no le hubiera tomado bien la temperatura. Pero no fue o no es difícil apuntar que la vivienda carece de toda condición de salubridad y casi hasta de habitabilidad si no fuera por el hecho palpable de que se habita. Está construida de pura chapa de principio a fin, sobre varios desniveles, rayando entre el negro y el oxidado por igual, y faltando espacio por donde se mire. Y allí viven un puñado de personas, y de allí sale cada día Vanesa, muy apañada y bien compuesta, y allí se cuece un buen caldo de cultivo de mareros como es bien lógico.

Los niños y niñas de nuevo me vaciaron toda la paciencia y la imaginación que llevo encima, pero me doy a gusto y realmente voy a echar de menos a personajillos como Cristian, Carlitos, Kevin Alfonso, William, Jesús…, y por supuesto a Evelyn, Lupita, Sara, Wendy…, y faltaría más, a todas las chicas de la Casa Albergue. Todos y cada uno de ellos justifican cada paso que he dado para llegar hasta aquí, y ellos serán los que hará difícil que dé marcha atrás para volver a casa.