En el universo todo es relativo excepto nuestra absoluta y desconcertante fragilidad. No somos el rey pero tampoco el peón. Por supuesto no somos la mano que mueva nada, más quisiéramos ser una casilla, incluso el triste imán oculto que sujeta las piezas. La verdad es que me atrevería a decir que ni siquiera estamos en el tablero. Y sin embargo también cabe afirmar que mientras no se demuestre lo contrario, hemos inventado el juego.
La fuerza de la torre cerca de las nubes
© Joachim Lehrer
Pingback: 81 – apserranoblog