«En la oscuridad, en efecto, se hace más pesado el tiempo que en la luz».
Así habló Zaratustra.
El genio se refiere tanto a la física (lo dirá en el «Retorno a casa», donde por fin podrá abrir su boca insondable sin límite alguno) como a la metafórica, y en ambas lleva razón. Yo, que de aprehender se trata, lo siento como perfecta explicación de mis recientes vivencias. Y sonrío ya desde un promontorio lleno de luz, con el abismo a mis espaldas, lejano y pequeño, cuando otrora era casi lo único. No soy el Übermenschen nitzscheano, pero me he superado satisfactoriamente -habrá recaídas, mas habrá tensión para reponerse.