No daba crédito a mis ojos pero lo insólito temblaba. La escena sucedió rápida, en el Café de siempre por la mañana, mi zumo con galletas, y mi cigarro con periódico, cada día uno y cada día peor –la sección de clasificados me parece lo único salvable de cualquiera, y ahí andaba yo buscando el sabor a naranja cuando mis ojos se toparon con lo que sigue:
Varón, joven y atractivo, se ofrece para cumplir los sueños de los demás. Satisfacción garantizada y buen precio. Discreción y limpieza. Llamar al número bla bla bla.
Tuve que hacerlo pues me sentí atrapado por la curiosidad, ¿cómo funcionaría este tipo, qué clases de servicios ofrecía? ¿Cobraba por horas –sonreí?
Cogí el móvil, marqué como indicaba y al segundo prácticamente lo tiré aturdido sobre la mesa. Mi móvil sonaba y danzaba pues me había llamado a mí mismo.

Deja un comentario