Mis noches, cada una de ellas, son mi privilegio, un regalo metahumano que me fecunda. Mi sueño es como mi aliento de vigilia -esencia de vida: inspiración. A ratos descanso en el mayor de los abismos -la mayor de la inconsciencia. Otros, los dioses resuellan tras de mis pasos -yo soy soy horizonte.
Cada noche, al menos nueve mundos distintos con lógicas y éticas diferenciados.
A veces no domino mis dominios, y entonces el reto crece: la selva onírica lucha por devorarme y Yo lucho por domeñarnos sin recurrir a la luz. Cuando lo consigo, esbozo una sonrisa: máximo laurel.
Al final de cada acto nocturno amanecen mis ojos agostados del esfuerzo de soñar, y dispuestos a devorar el día para volver plenos a la noche.
Sé que me envidias, pero tu éxito no está tan lejos. Empieza por forzar esta noche, ¡empieza ya!