Como cabe apreciar, desaparecer no es morir, ni siquiera es malvivir. Otro silencio eterno roto en este blog.
Sé que la legión de fantasmas que me siguen habrán llorado mi ausencia cada instante de su dilatada inexistencia, pero por encima de ellos, me debo a mis vicios: la pereza y la excusa.
Bien mirado, mi actuar es clavado al del dios cristiano. Me imagino a éste en una reunión de dioses que hablan de sus creaciones, y ante la insistencia y recriminación de otros dioses dueños de seres y mundos mejores, me parece oír al nuestro justificar su barro en base a la pereza –“llevaba seis días a jornada completa, y sinceramente os digo, que decidí bostezar por los siglos de los siglos”. Levantará su copa y todos reirán su ingenio. ¡Chabacanos! Pero aún hay más, pues pasado un tiempo justificará las faltas de su malograda obra, echándonos la mierda encima con sus acostumbradas contradicciones teológicas, que si libertad, pero que si pecado original, que si responsabilidad absoluta, pero que si defectuosos de fábrica. Permítaseme desviarme del tema, ser imperfectos vale, pero crearnos así a propósito, ¡no tiene perdón de Dios!
Y así es mi blog, perezoso y perennemente justificado por su dueño, por su dios, así que, a todos aquellos inexistentes que esperáis una razón de mi inactividad, os doy mucho más, la raíz de la misma: desaparezco para poder reaparecer hastiado de descanso, para llorar mis excusas, para tener algo de lo que escribir, una y otra y otra vez.
Sé que la legión de fantasmas que me siguen habrán llorado mi ausencia cada instante de su dilatada inexistencia, pero por encima de ellos, me debo a mis vicios: la pereza y la excusa.
Bien mirado, mi actuar es clavado al del dios cristiano. Me imagino a éste en una reunión de dioses que hablan de sus creaciones, y ante la insistencia y recriminación de otros dioses dueños de seres y mundos mejores, me parece oír al nuestro justificar su barro en base a la pereza –“llevaba seis días a jornada completa, y sinceramente os digo, que decidí bostezar por los siglos de los siglos”. Levantará su copa y todos reirán su ingenio. ¡Chabacanos! Pero aún hay más, pues pasado un tiempo justificará las faltas de su malograda obra, echándonos la mierda encima con sus acostumbradas contradicciones teológicas, que si libertad, pero que si pecado original, que si responsabilidad absoluta, pero que si defectuosos de fábrica. Permítaseme desviarme del tema, ser imperfectos vale, pero crearnos así a propósito, ¡no tiene perdón de Dios!
Y así es mi blog, perezoso y perennemente justificado por su dueño, por su dios, así que, a todos aquellos inexistentes que esperáis una razón de mi inactividad, os doy mucho más, la raíz de la misma: desaparezco para poder reaparecer hastiado de descanso, para llorar mis excusas, para tener algo de lo que escribir, una y otra y otra vez.