Ahora que la tenaza de la realidad se cerraba con más fuerza que nunca, repunta mi sueño. Ahora que la asunción de la derrota era palpable, resisto. Ahora que el calor congela toda acción, actúo. Ahora que veníamos a escribir: «Nunca seré escritor», tomo aliento hasta la próxima crisis y me pongo a escribir donde debo.