La aventura del trabajo

Una, dos, tres, ¿son palabras o puñaladas lo que estás recibiendo? La obsesión te circunda y por eso acudo en tu ayuda, tanta obsesión que me haces escribir aún cuando ella ya no roe, solamente ronda. Es divertido que analicemos juntos cómo un comentario que se deja caer, es recogido y viviseccionado por delante y por detrás, por arriba y por abajo, luego se extraen las tripas de las peores consecuencias y finalmente se devuelve con una sonrisa en la boca, o con un asentamiento de cabeza. Luego luego creerán en su buen hacer, pero ahí quedan guardadas todas las pústulas y la hiel. Me regodeo porque el desprecio es nuestra victoria. Y somos injustos, y no medimos adecuadamente, y juzgamos mal sabiéndolo, y lo mejor de todo, por un segundo, te crees ese irracionalismo que ya ves como se escapa, como me marcho dejándote sólo hasta que otra palabra-puñalada te recuerde que tú y yo somos parte del mismo costal, y que si me dejas suelto por un rato largo, puede no haber marcha atrás allá donde me liberes.
Salúd, que la necesitarás, y ya sabes donde estoy

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