Muchos de los problemas que sacuden a este país y a la mayoría, son de raíces viejas y difíciles de erradicar, y no son otros, que el de quién guardará a los guardianes, quién legislará a los legisladores, y quién nos salvará de nosotros mismos.
Ahora bien, estamos llegando a un punto político, en el que hacerlo tan solo un poquito mejor, comienza a resultar fácil. Y en cualquier caso, su incompetencia nos abre un espacio y unas posibilidades que debemos aprovechar, si no para arrancar esas raíces podridas (ojalá podamos, pero aquí soy pesimista) al menos, sí para realizar una buena poda.